¿Realmente los gatos negros dan mala suerte?

¿Tú también crees que el cruzarte con un gato negro es sinónimo de mal augurio? La influencia del cristianismo ha calado hondo desde la Edad Media y son millones las personas que siguen creyendo que es preferible esquivarlos. Ahora que se aproxima la celebración Halloween te contamos por qué se consideran desafortunados los gatos negros.

A su enigmático aspecto, especialmente misterioso en los ejemplares de ojos amarillos, les acompaña un carácter amoroso y una destreza fuera de duda para sobreponerse a los contratiempos. Idolatrados por unos y denostados por otros, los gatos negros no son identificados con las brujas o con los malos augurios en todas las culturas.

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Supersticiones en torno al gato negro

En la práctica totalidad del mundo occidental, el gato negro es asociado a la encarnación de las brujas, a los rituales de brujería y al anuncio de malas noticias. Durante siglos se creyó que las brujas se convertían en gatos negros para espiar y hacer de las suyas. Sin embargo, esto no siempre fue así ni lo es en la actualidad en todo el globo.

De hecho, en las culturas orientales los gatos negros son vistos como guardianes espirituales que repelen las malas energías y absorben el estrés de sus tutores. En territorio occidental, para los escoceses son símbolo de prosperidad, al igual que para los japoneses, que tienen en sus maneki-neko, de todos los colores, a sus particulares talismanes.

Los celtas temían a los gatos Sith. Se trataba de gatos negros con una mancha blanca en el pecho y era costumbre dejar un plato con leche fuera de las casas para que estos mininos no maldijeran la casa. En su cultura, los gatos Sith robaban las almas de los humanos que no les guardaban pleitesía.

gato negro mal augurio

¿Por qué tienen mala fama los gatos negros?

Si hacemos un repaso por la historia, nos topamos con los egipcios que veneraban a los gatos, sin importar el color de su manto, hasta el punto de sentenciar con pena de muerte a todo aquel que actuara en contra de su bienestar. Eran consideradas criaturas conectadas con el más allá, protectoras y honradas con una innegable belleza.

Contaban con sus propias necrópolis y, como decimos, estaban protegidos por ley. Eran un animal sagrado que acompañaba a los faraones, digno de ser retratado en los murales. Sin embargo, todo esto quedó en el olvido con la llegada en la Edad Media del cristianismo. Al derrocar los símbolos paganos, el gato negro en particular cayó en desgracia.

El Papa Gregorio IX los equiparó al diablo en 1233, lo que devino en su persecución y exterminio. En muchos casos eran quemados vivos y en el siglo XIV estuvieron a punto de extinguirse en buena parte de Europa. Durante los siglos XVI y XVII el dueño de un gato negro era condenado a muerte por el solo hecho de tenerlo.

Qué dice la ciencia sobre los gatos negros

Al margen de las supersticiones, todo lo que la ciencia arroja en torno a los gatos negros es positivo. Especialmente en el caso de los ejemplares que pertenecen a la raza común europeo, se ha constatado que son muy despiertos. Tienen una especial habilidad para adaptarse al medio y empatizar con los humanos.

Si convives con un gato negro, sabrás lo cariñoso que puede llegar a ser y cómo acepta de buen grado aprender nuevos trucos. No obstante, la Universidad de Colorado, en EE. UU. llevó a cabo un estudio para testar cuál era la percepción que se tenía socialmente sobre los gatos negros.

Tras un año de investigación, en 2013 concluyeron que los gatos negros de los refugios y protectoras tardaban entre 4 y 6 días más, que el resto de sus congéneres, en ser adoptados o acogidos. Por tanto, parece que costará erradicar este prejuicio en torno a ellos, pese a tratarse de una característica física más. Y tú, ¿de qué lado estás?

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