Gato Bengalí
Carácter, cuidados y características de la raza
Pocas razas resultan tan exóticas y embaucadoras como el gato de Bengala o Bengalí. Su tamaño, gracilidad y particular manto nos evocan a un leopardo en miniatura. De ahí que cada vez cuente con más adeptos entre los cat lovers. Se trata de una raza relativamente reciente que podrás descubrir a continuación.
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Índice
¿Cómo es un auténtico gato Bengalí?
De tamaño de mediano a grande, alcanzan los 21-26 cm de alto y los 6-9 kg de peso. Su cuerpo es robusto, musculoso y con el pecho profundo. Las extremidades, largas y finas, contribuyen a dotarlo de una apariencia grácil.
Su cabeza, redonda y más fina en la punta, alberga unos preciosos ojos, ovalados, ligeramente oblicuos y de un intenso tono verde, azul o ámbar. Las orejas son medianas y triangulares, mientras que la cola, larga y fina, tiende a oscurecerse en la punta.
Su pelo es corto, denso, tupido, suave y brillante. Las rosetas protagonizan su manto. Se trata de manchas pardas distribuidas sobre una base que puede variar entre el crema y el dorado, pasando por el amarillo, el naranja o el ocre. Las almohadillas están moteadas. La cabeza, el pecho y las patas son tabby y el abdomen, más claro.
El gato Bengalí tiene un carácter salvaje
Los bengalí son muy activos y curiosos. No pueden reprimir su instinto salvaje y agradecen disponer de suficiente espacio, preferentemente exterior, para explorar, trepar y hacer de las suyas. Son cariñosos y necesitan interactuar con los humanos. Sin embargo, si no han sido correctamente socializados, pueden mostrarse algo dominantes con otras mascotas.
Poseen un maullido que recuerda al de los grandes felinos. Es más corto y cerrado que el de la mayoría de gatos y lo emplean para expresar su asombro o sorpresa ante los sonidos que les rodean.
De hecho, son muy sensoriales y todo lo sonoro llama su atención. Para dirigirse a los humanos que aprecian, emplean un maullido más suave.
Congenian con los niños y no dudan en sumarse con ellos a cualquier travesura, aunque lo que realmente conquista a un bengalí son los juegos con el agua. Son buenos nadadores y pescadores. Sin embargo, no son la mascota idónea para un iniciado en el adiestramiento de los gatos. Precisamente, por su carácter dominante y enérgico.
¿Qué cuidados necesita esta raza?
La estimulación, tanto física como mental, es el primer cuidado al que queremos que prestes atención. El bengalí necesita dar salida a su energía a través del juego. La compañía de otros bengalí o de gatos de razas tranquilas, como los persas, es lo indicado. El juego compartido contigo contribuirá a que supere retos y se sienta querido.
Al ejercicio a través del juego le acompaña el cepillado y la higiene de ojos, orejas y boca. El cepillado debe realizarse un par de veces por semana y casi a diario durante la primavera y el verano. Utiliza, para ello, un cepillo de cerdas cortas y flexibles.
¿Cómo es la salud del gato de Bengala?
Los bengalí rondan, de media, los 13-16 años de vida. Hasta la fecha no se les conocen enfermedades hereditarias o congénitas reseñables, salvo la degeneración progresiva de la retina. Una patología hereditaria que conviene detectar en el primer año de vida para evitar la ceguera.
Algunos etólogos y veterinarios advierten sobre la necesidad de que sus tutores presten una especial atención a la salud cognitiva y emocional de estos gatos. Facilitarles mecanismos de estimulación y desahogo resulta indispensable para convivir con gatos bengala equilibrados y felices. Si te planteas acoger uno de ellos, tenlo presente. Deberás jugar con él a diario.
Origen e historia del gato Bengalí
La creación de los gatos leopardo se le atribuye a la criadora californiana Jean Sudgen, que en 1963 cruzó un gato doméstico de marcado patrón tabby con un Prionailurus bengalensis bengalensis, o lo que es lo mismo, un gato leopardo asiático.
Las sucesivas camadas fueron cruzadas con ejemplares de razas como el mau egipcio, el ocicat, el siamés o el abisinio, con la finalidad de rebajar su temperamento salvaje sin comprometer la definición de su manto. La raza fue reconocida por la TICA (The International Cat Association) en 1983 y por la FIFe (la Federación Internacional Felina) en 1991.